miércoles, 4 de enero de 2012

La improvisación como exploración de la subjetividad

Improvisar alude en la mayoría de las artes a un momento particular de diálogo entre la técnica -como juego reglado- y la exploración de contenidos, emociones, temas; por eso la improvisación es un momento de la composición.
Desde el cuerpo social suele usarse esta palabra para descalificar lo que no es profesional. Si lo profesional es un saber, un hacer consolidado, instituido, la improvisación pone el foco en el margen de este saber- hacer, rescatando lo tentativo, ambiguo, contradictorio, divergente, el flujo instituyente del proceso, priorizando los bocetos antes que el producto.
La improvisación puede pensarse como unidad teórica y técnica articulada en tres momentos lógicos: la percepción, la expresión y la reflexión.
En la percepción el sujeto recorta un campo posible de experiencia, actualiza la historia, establece un territorio donde desplegar su universo expresivo. La percepción nos centra en el cuerpo como campo de resonancia de lo social. La expresión habita este territorio poblándolo de símbolos de diverso alcance comunicacional. La reflexión es el momento apropiativo, por excelencia, del proceso, donde el sujeto alcanza, antes que una explicación racional de los sucesos, la conciencia de que es él quien está ahí, en lo que acontece. Estos momentos aparecen simultáneamente a lo largo de todo trabajo, precisarlos, definirlos, separarlos, tiene como objetivo poder acentuar determinados aspectos de la investigación teórica como del diseño del trabajo vivencial.
El proceso de improvisar se da mediatizado por los múltiples pasajes que se le proponen al sujeto y al grupo y en este sentido percibir -expresar y reflexionar es decodificar la propia experiencia a través de una mostración por códigos construidos comunitariamente (el lenguaje - las normas - el arte- etc) y recreados por cada persona. Sin embargo, improvisar no es devenir sin reglas. Para poder explorar los estereotipos y buscar esos momentos de saltos a través del no saber donde se constituyen nuevos estares, el proceso del sujeto -grupo debe sostenerse no sólo en el encuadre sino en un atravesamiento temático. El tema es el espacio de convergencia entre la investigación teórica, las necesidades de los integrantes y el estilo de trabajo del grupo, la estética desplegada por éste. Estética es el sentido de discurso expresivo construído a lo largo de un proceso que da cuenta de sus momentos significativos, donde se hacen coherentes en diferentes niveles de complejidad, estrategias de resolución e indagación de los conflictos aparecidos en la experiencia. El tema suele constituirse en el hilo conductor de acciones, sensaciones, emociones, pensamientos de una diversidad enorme, donde cada subjetividad se despliega, se descentra y encuentra nuevos matices. Como el hilo de Ariadna en el laberinto, permite al grupo alejarse de la superficie, acercándose a las fauces de lo temido, lo rechazado, lo que se olvidó, con la posibilidad de retornar cargando el bagaje de una nueva experiencia -cada uno puede referenciar su exploración no sólo en el coordinador sino en el tema, que emerge como construcción de un código producto común del grupo. El tema desplaza el proceso hacia la fratría antes que centrarlo en la paternidad -maternidad del coordinador. Es una particular perspectiva desde donde abordar la autoexploración, el tema expresa hipótesis de la coordinación. En tanto nombra un proyecto incluye experiencias fragmentarias en una dimensión más amplia. Si bien la integración se produce parcialmente a lo largo de todo el proceso, el tema imprime una perspectiva diferente a la de la propia subjetividad y la del grupo, como un objeto exterior, de cierta rigidez. Es lo dado y a su vez se presenta en permanente construcción- destrucción. Cada experiencia deja en el tema una marca que no se añade por sumatoria a la forma anterior, sino en contradicción, en equilibrio de tensiones. Así el tema congrega la experiencia de la coordinación, la de los integrantes de un mismo grupo, y la de otros grupos, desconocidos entre sí. El contacto que cada subjetividad hace consigo misma y con los otros nunca queda acotado a ese espacio restringido, encuentra vasos comunicantes con las preocupaciones de cada época, con símbolos que permanecen a lo largo del tiempo, con modas y modos imperantes en la cultura. El tema antes que un objetivo de trabajo es una metáfora de esta dimensión de la experiencia humana, un intento de asirla, de comprenderla, arraigándonos a una pertenencia más abarcativa y profunda.
Los recursos y técnicas con los que el grupo transita este proceso van surgiendo del trabajo experimental, de la adecuación al tema y de las necesidades del grupo. Su diversidad tiene que ver con la noción de PASAJE. En general, lo primero a trabajar es el estar presente, la disponibilidad a la experiencia y el reconocimiento de la resistencia a la misma.
Este recorrido inicial suele centrarse en las sensaciones corporales, en la estimulación de los apoyos, la voz, la mirada.
De este primer contacto suele surgir un borrador (movimiento - sonido - imagen interna - recuerdo- etc) que irá tamizándose por un carril temático a lo largo de todo el trabajo pasando por varios códigos expresivos como por una sucesión de espejos, o mejor, de lentes deformantes, que permitirán ampliar, negar, deconstruir y codificar el boceto inicial. Pasar de una sensación corporal a un color, espacializar un color en una máscara, llevar esa máscara a una parte del cuerpo y construir un personaje puede ser un pedazo posible de infinitas secuencias.
La deformidad se constituye en el puente entre la literalidad como ilusión de verdad y la identidad como proceso. Este pasaje de recursos se selecciona para cada trabajo a partir de un cuerpo de hipótesis, acotándolos en cantidad y organizándolos en el tiempo y el espacio. Esta secuencia de recursos metaforizan las paredes del laberinto dentro del cual el grupo tematiza y convive con la historia, el azar, la repetición, los miedos, los anhelos. Cada recurso ilumina aspectos diferentes de la subjetividad.
- Las máscaras: usadas sobre el cuerpo y en la composición de personajes, provocan un fuerte impacto en la imagen corporal, desestructurándola y reestructurándola. Presentifican la historia y los orígenes, como objeto milenario de diversas culturas. Puede ser utilizada también como objeto escenográfico.
- Las dramatizaciones: ponen palabra -cuerpo- roles a los vínculos, promueven la posibilidad de multiplicar versiones en torno a un suceso "único".
- Manipulación de objetos cotidianos (silla, teléfono, zapato, linterna, etc.) puede funcionar como disparador para una escena a través de ejercicios de memoria emotiva, como montaje escenográfico, en el armado de estructuras, etc. Posibilita jugar con lo siniestro, resignificar el vínculo forma -función, explorar estereotipos.
- Juegos reglados (la mancha - la escondida - el quemado- etc): estimula la construcción de normas y juguetes por parte del grupo, favorece la autorregulación y el tránsito por el problema de la ley y la transgresión.
- La escritura: tiene un gran valor expresivo. Imprime una distancia diferente con el trabajo vivencial. Se utiliza también como registro, crónica de un determinado momento.
- La fotografía: trae fuertemente el tema de la subjetividad como punto de vista, favorece la exploración del espacio desde la imagen.
- El trabajo en lugares simultáneos: se proponen varias actividades simultáneas (por ej.: escribir, pintar, sonorizar) y cada integrante elige y desarrolla una, luego cada uno muestra su trabajo pudiendo cerrarse la clase con una actividad en común o no, estimula la ruptura de una mirada monovalente de la realidad.
- Construcción de mapas: espacializa procesos, trae a escena la cuestión de la territorialidad, en relación a sintetizar recorridos, dar cuenta del propio cuerpo en alguno de sus aspectos, etc. Pueden construirse de diversas maneras: con objetos, fotografías, como un collage, pintando un gráfico impreso, etc.
- Otros recursos: la plástica, el sonido, el movimiento, los títeres, etc.
Estos recursos circulan por la clase y el grupo circula por los recursos a través de modalidades que expresan a cada persona y a cada grupo, y también dentro de un cierto estilo de trabajo. Diversidad de recursos no significa zapping, un ir y venir en pos de diversión -información, aquí están presentados en conjunto, pero de acuerdo a lo que se trabaje (el tema, el momento del proceso grupal, etc) se puede sostener una determinada secuencia (como la del ejemplo) al o largo de varias clases, o tomar algún collage, texto, estructura y retrabajarlo durante un tiempo prolongado. A veces repetir ejercicios, secuencias, o consignas pueden servir para profundizar en el tema de los hábitos, de los estereotipos, de lo conocido, percepción que se torna un sólido punto de partida para la resignificación de los mismos.
En la misma línea, los verbos saturar y lentificar adquieren significación en la búsqueda de concentrar y precisar movimientos, imágenes, personajes, contenidos, favoreciendo síntesis expresivas más potentes.
La improvisación vuelca su mirada sobre la vida cotidiana, como hábitat donde nos constituimos, donde quedamos atrapados, donde nos podemos desplegar. Se nutre de sus objetos, sus rituales, sus modos y ritmos, y se permite el juego de llevar al absurdo alguno de sus rictus, de intentar integrarlo a una dinámica distinta. Explorar la propia subjetividad implica aceptar el desafío de desandar un territorio de nudos, emociones congeladas, mandatos, recorridos unidireccionados e ir construyéndole a esta historia desvíos, puentes, remansos, acercándonos al presente con la investidura de la esperanza.

Patricia Mercado

Bibliografía
- Buchbinder, Mario: "Poética del desenmascaramiento". Ed. Planeta - Buenos Aires - 1993.
- Frydlewsky, Luis y Pavlovsky, Eduardo: "Sobre dos formas de comprender del coordinador grupal" en Lo Grupal 1. Ediciones Búsqueda - Buenos Aires - 1983.
- Matosso, Elina: "El cuerpo, territorio escénico". Ed. Paidós - Buenos Aires - 1992.
-Mercado, Patricia y Ruccio, Liliana: "Algunas reflexiones acerca de la improvisación como expresión creativa" Revista Kiné - Año 3 Nº 11 - Buenos Aires - 1994.
- Pichon- Riviere, Enrique: "El proceso creador". Ed. Nueva Visión - Buenos Aires - 1987.
- Winnicott, D. W.: "Realidad y Juego". Ed. Gedisa - Buenos Aires -1990.

FUENTE Y CRÉDITOS: http://www.campogrupal.com/improvizar.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir English Portuguese Spain