Tomemos al Yoga, por ejemplo.
Hoy me encontraba en una clase de Yoga. Se trataba de una nueva clase, guiada por un nuevo profesor. En un primer lugar, nos habló de “la necesidad de liberar nuestra mente y no juzgarnos a nosotros mismos. Dejar que los músculos hagan lo que sientan y ser conscientes, pero no juzgarse o compararse con otros. Ese murmullo interno hará que tus músculos se tensen y no permitirá que se relajen. El deseo de hacerlo mejor te retendrá.”
He repetido casi textualmente esto mismo en las clases de Impro. Si te censuras o te comparas con otros, si te domina ese murmullo negativo y te estás preocupando por que no te salga mal, entonces no estás completamente disponible a tu compañero o a sus propuestas. Y te perderás de lo que está pasando en el presente. El murmullo negativo te va a retener.
Luego nos dijo:
“No le den mucho poder a sus pensamientos. Cuando lo haces, tu ego crece y te controla. Cuando tus pensamientos te controlan, te conviertes en un sirviente de ellos. Cuando tus pensamientos se transforman en un murmullo negativo, en un murmullo prejuicioso, te impide vivir el presente y experimentar el ahora. Cualquier Yoga que no te guíe a dejar de lado tus pensamientos y prejuicios es un Yoga Hollywood. Está basado en un fin, y no en los beneficios del proceso en sí mismo.”
¿Cómo? ¡¿Este tipo me leyó la mente?!
Casi me desahogo en un grito de éxtasis al estilo de “Cuando Harry conoció a Sally”. Un orgásmico SI!!!!!!! SI!!!!!! SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!!!!!!!!!!!!!!
Si le damos a nuestros pensamientos e ideas mucho poder, aparece el ego. Si tenemos una línea genial, un gag inteligente, un remate divertido y tratamos a nuestras ideas como si fueran oro, entonces comenzamos a formar nuestra identidad (ego) como improvisadores sobre la base de tener estas ideas. Una vez que el ego entra en juego, el impulso genuino y la generosidad se pierden. Los jugadores ya no juegan para inspirar a su compañero, pero más bien para inspirarse y darse placer a sí mismos. Puedes verlos preocuparse cada vez menos por los otros o por la escena. En tanto tengan su remate, momento o risa, la satisfacción es plena para ellos. Estos mismos improvisadores son muy difíciles de corregir, ya que obtienen exactamente lo que buscan. Risas. Entienden a las risas como una medida del éxito. No tienen ningún deseo de arriesgarse o de descubrir, sólo quieren resaltar. Juegan seguro y obtienen recompensas por ser inteligentes. La ideología y filosofía de la Impro no entra en juego. En cambio, a menudo estos “resaltones” han aprendido a usar la Impro como una fachada para defender sus malos comportamientos. También se aprovechan de la generosidad de los demás para verse bien. Existen improvisadores que juegan con el otro, y están por otro lado aquellos que juegan para sí mismos.
Parecería entonces que el Yoga ha tenido la misma batalla que la Impro. Nos encontramos ante esta maravillosa filosofía, enfoque y herramientas que permiten remover el miedo, los prejuicios y le permiten a las personas descubrir (y descubrirse) y vivir el presente. Pero en el mundo actual, donde necesitamos alcanzar metas, ser buenos y resaltar, esta técnica ha recibido un tratamiento “fast-food”. En Yoga es el foco en las posturas con el fin de ser más flexibles y atractivos. En la Impro es el foco en alcanzar el mejor gag para verse más inteligente y original.
Los paralelos son interesantes.
Uno puede enseñar posiciones de Yoga, pero sin el proceso, sin la respiración y la liberación de la mente, ¿qué tipo de Yoga es en realidad?
Uno puede enseñar juegos de improvisación, pero sin el proceso, sin vivir el presente, sin honrar e inspirar a tu compañero, ¿de qué Impro estamos hablando?
(intento de) traducción al castellano: Miguel Ángel Morkin
post original (en inglés):
(Patti Stiles es actriz e improvisadora australiana. Se entrenó en Calgary, Canadá, en el teatro Loose Moose con Keith Johnstone. Actualmente es directora artística de Impro Melbourne)
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